La falta de educación
financiera EF es considerada una de las razones claves en el desarrollo de
las últimas crisis financieras generadas a nivel mundial, así lo afirma el
ensayo “The Anatomy of Ignorance: Diagnoses from Literature” (Roy & Zeckhauser
2015). En esa línea, diversas organizaciones priorizan su análisis y promoción
como la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE) a nivel mundial, la Corporación Andina de
Fomento (CAF) a nivel regional y a nivel nacional la Superintendencia de Bancos
del Ecuador (SBS) que desde el 2013 requiere a las instituciones financieras
reguladas el desarrollo de programas de educación financiera (PEF) para sus
usuarios.
Publicado por Revista Gestión electrónica, abril 2018: Ver Artículo
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Reflexionando sobre estudios y diagnósticos sobre la EF a nivel mundial, en
el informe del año 2012 de la NESSE (Network of Early-Career Sustainable
Scientists and Engineers), titulado “Mind the Gap” se afirma que, “existe una
relación directa entre el grado de desarrollo de un país y el nivel de
educación. Los países que gastan más en educación han sido los menos afectados
por la crisis y son los que están mejor posicionados para salir de ella”. Se
puede visualizar esta tendencia en el gráfico 2.
La OCDE define a EF como «el
proceso por el cual los consumidores/inversores financieros mejoran su
entendimiento de los productos, conceptos y riesgos financieros y, mediante
información, instrucción y/o asesoramiento objetivos, desarrollan las
habilidades y la confianza para llegar a ser más conscientes de los riesgos y
oportunidades financieras, para realizar elecciones informadas, saber dónde
dirigirse en caso de requerir ayuda y adoptar otras acciones efectivas para
mejorar su bienestar financiero».
La OCDE que
promueve políticas para mejorar
el bienestar económico y social de todo el mundo, impulsa la educación financiera
y desde el 2012 convocó a la “Conferencia Internacional sobre Educación
Financiera, Progreso de las Políticas y Prácticas Globales y la Experiencia
Latinoamericana”, que reunió a más de 200 expertos de 49 países, con el fin de
concientizar a las personas sobre la necesidad de educación financiera en los
hogares. Así en ese mismo año, en colaboración con su Red Internacional de
Educación Financiera (INFE), el Banco de la República (Colombia), el Fondo de
Garantías de Instituciones Financieras de Colombia (Fogafin) y la CAF generó
uno de los informes más relevantes sobre esta temática en la región denominado “La
educación financiera en América Latina y el Caribe. Situación actual y
perspectivas”.
Entre los resultados relevantes del estudio se menciona
que existe una ignorancia generalizada en la población con respecto a conceptos
financieros básicos, y menos de la mitad de la población comprende el término
“tasa de interés” e “inflación”. Las
personas con más ingresos tienen mayor conocimiento de asuntos financieros.
Con ese marco de diagnóstico, en la región se han
desarrollado varias políticas e
iniciativas de educación financiera, por ejemplo, Brasil cuenta con una
estrategia nacional completamente implementada, mientras que Chile, Colombia,
El Salvador, México y Perú se encuentran en la etapa de diseño. A estos países,
se suman las propuestas de otras instituciones, cuyo porcentaje de
participación a nivel regional se muestra en el gráfico siguiente.
Otra de las organizaciones comprometidas con este tema
es la CAF cuyo estudio “Encuesta de medición de capacidades financieras en
países andinos: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia (Informe Comparativo 2013/2014)”
publicado en 2015, muestra los resultados de la educación financiera en cada
uno de estos países, sin pretender establecer un ranking.
El estudio parte de una encuesta realizada a una
muestra de cada país involucrado, sobre sus conocimientos, comportamiento y
actitudes financieras. A continuación, se muestran de manera resumida los
resultados obtenidos:
Bolivia con 13,78 presenta el puntaje promedio más
alto y Perú, el más bajo. Dos conclusiones relevantes del estudio son: a mayor
nivel de educación, mayor es el nivel de preparación en temas financieros y, los
individuos de estrato social alto son quienes poseen mayor dominio en materia
financiera.
Respecto a Ecuador, en las I Jornadas de Educación
Financiera organizadas por la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE) en
el 2016 se presentaron resultados del informe de CAF con 1.200 personas
encuestadas, del que se destacó que un 41% de la población no posee una
cultura de ahorro, o lo hace con métodos que no involucran entidades
financieras.
En el reporte de la ABPE se destaca que en Ecuador es más común tomar decisiones sobre el
gasto de manera conjunta con la pareja, y que en la zona urbana es más
frecuente que las familias elaboren un presupuesto, comportamiento que difiere
en la zona rural. Concluye que existe una relación positiva entre
conocimiento y comportamiento financiero.
La
mayoría de los entrevistados conocen al menos algún producto financiero de los
listados para seleccionar y no destinan
un porcentaje de sus ingresos al ahorro. No
obstante, el estudio indica un progreso de inclusión financiera debido al
incremento de instituciones bancarias en el Ecuador, siendo la cuenta de ahorros el producto financiero
al que más se accede, seguido de la cuenta corriente y el ahorro en
cooperativas.
Siguiendo las iniciativas internacionales afianzadas
por la experiencia de la crisis económica nacional del año 2000, a nivel país,
la entidad controladora de varias instituciones financieras SBS, se sumó a la promoción de la educación
financiera con una normativa que establece que las instituciones reguladas
deben impartir conocimientos financieros a un público objetivo, principalmente
a sus clientes a través de Programas de Educación Financiera (PEF) con el uso
de medios delimitados para el efecto. Así lo indica la Resolución No.
JB-2013-2393 de 22 de febrero de 2013 y su reforma contenida en Resolución
SB-2015-665 de 17 de agosto de 2015.
Es importante destacar que actualmente los bancos
privados y las instituciones financieras públicas se rigen por la regulación SB-2015-665 de 17 de agosto
de 2015. Las mutualistas y cooperativas de ahorro tienen
PEF como una iniciativa individual o producto de un trabajo ya iniciado antes
de la redistribución de estas instituciones a otras superintendencias de
control.
Según investigación a los portales web de una lista de
74 instituciones financieras reguladas y controladas por la SBS y SEPS
respectivamente, 53 de ellas cuentan con PEF declarados online de los que se
puede analizar su alcance, enfoque y características en general. De estas 53 Instituciones
con información disponible, 22 son bancos privados, 5 instituciones financieras
públicas, 4 mutualistas y 22 cooperativas de ahorro.
Pertinentes a la SBS, de un total de 29 instituciones
analizadas (24 bancos privados y 5 instituciones financieras públicas), dos
bancos privados: Pacífico y Solidario ya
contaban con PEF antes de la regulación del 2013. 25 instituciones han ido
cumpliendo con el desarrollo de estos programas durante el tiempo de vigencia
de la regulación; pero, a la fecha de
corte de este análisis no fue posible ubicar información en línea de PEF de dos
bancos privados: Capital S.A. y Finca S.A.
Entre las
instituciones proactivas en cuanto a PEF, se destaca el Banco del Pacífico que
inició en el año 2010.
De lo observado, se destaca que los PEF son impartidos
tanto virtual como presencialmente. 19.35% de las instituciones aplican ambas
modalidades. Un factor común entre todas las entidades es que se han ido
adaptando a las diferentes plataformas tecnológicas como Facebook, Instagram,
Twitter y YouTube.
En los casos más ingeniosos, se han realizado
webinars, programas de radio y concursos a través de redes sociales. Estas
actividades han logrado atraer la atención de los usuarios, logrando mayor
acogida a programas más didácticos como el de Banco del Pacífico y Banco
D-Miro.
El
contenido de los PEF debe representar una herramienta para mejorar la toma de
decisiones bajo un entorno cambiante, por ello es necesario enfocarse en la educación financiera de cada individuo, desde niños
hasta adultos. Respaldando la frase del académico español Antonio Escohotado, “Un país no es
rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación”.
Coherente con ello, los programas están dirigidos al público en general, sin embargo, cada PEF
institucional establece también un público objetivo, que en la mayoría son niños
y jóvenes, segmento de vital importancia, puesto que según afirma Jack Lew,
ex Secretario del Tesoro de EE. UU, la educación financiera debe comenzar desde
edad temprana, de esta manera los pequeños comprenderán el valor del dinero y la
importancia del ahorro.
Pese al corto tiempo transcurrido, los PEF de Ecuador
son reconocidos internacionalmente. El PEF del Banco del Pacífico “Mi banco
banco me enseña” recibió el reconocimiento “Mejores Prácticas de
Responsabilidad Social Empresarial 2016 para América Latina”, otorgado en
México por el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI), la Alianza por la
Responsabilidad Social en México (AliaRSE) y Fórum Empresa. Según diario El Telégrafo
del 26 de octubre del 2016.
La participación de instituciones públicas y privadas
en estos temas se ha incrementado de manera vertiginosa en los últimos años; sin
embargo, por parte de las universidades,
no se observa un plan estratégico que promueva la educación financiera, de la
que existen escuetas iniciativas.
En el 2014 por ejemplo, en la web se reseña que la Universidad Andina
y la SBS firmaron un acuerdo denominado “Diagnóstico de la educación financiera
en el Ecuador y el mundo” que conduzca a la elaboración de una propuesta de
estrategia de política pública que permita implementar la educación financiera
dentro de la malla curricular, dispuesta por el Ministerio de Educación en las
unidades educativas del país”.
Con ello se espera desarrollar una estrategia de
política pública para implementar la educación financiera en el sistema
educativo.
Con lo expuesto, se hace evidente que alrededor del
mundo y con el paso del tiempo, el tema de educación financiera ha tomado
fuerza y que existen esfuerzos variados para su promoción en favor de la
comunidad. Se procura en todos ellos, que
los individuos obtengan mayor conocimiento para poder fijarse y cumplir con sus
metas financieras, consolidando con ello un desarrollo económico nacional y regional más
equlibrado.
En Ecuador, se está logrando la inclusión financiera,
pero aún falta mucho por trabajar, involucrar a más actores claves como las
universidades y colegios, transparentar la información para que se conozcan los
avances de las regulaciones que lo promueven así como de los beneficios de su
particiapción. Mientras exista una parte de la población que carezca de cultura
financiera, se mantiene la vulnerabilidad a ser parte promotor y afectado de
los vaivenes de las crisis financieras. Para
evitarlo, la educación financiera a los
ciudadanos desde una edad temprana es clave.
Por:
Mariela Méndez Prado* y Lady Quimis
Marcillo,
Facultad de Ciencias Sociales y
Humanísitcas de ESPOL
*smendez@espol.edu.ec
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