Mientras escuchaba las críticas a la
implementación del dinero electrónico en Ecuador y me comentaban lo interesante
de la iniciativa de desarrollo de monedas sociales complementarias dentro y
fuera de Ecuador, pude notar la importancia de explicar el enfoque y dinámica que
tiene una moneda social complementaria vs e-money (dinero electrónico) vs banca
móvil. Los tres son diferentes entre si, pero sea por la dinámica de la transacción:
sistema, coordinación o, forma de pago tienden a confundirse; por lo que
consideré pertinente una revisión de los tres temas para aportar a la discusión
racionalizada sobre su pertinencia.
Publicado por Revista Gestión # 265, julio/agosto 2016: Ver Artículo
Replicado por revista Focus # 071, octubre 2016: Ver artículo
Replicado por revista Focus # 071, octubre 2016: Ver artículo
Empezaré con el tercero, la banca móvil es un medio por el cual
un banco trata de llegar a sus usuarios de manera más dinámica en la oferta de
sus servicios; por lo que, además genera la oportunidad de cobro de servicios
demandados por está vía.
Para simplificar, el celular o móvil sería
la versión moderna de acceso a la banca si se considera la línea de evolución
que inicia desde la Agencia bancaria hacia el Cajero automático-ATM-, la Banca
online y hasta el Corresponsal no bancario (un tercero actuando como delegado
del banco). Todos ellos, en cada una de sus formas, junto a la banca móvil, son
simples canales de acceso del cliente o de oferta de servicios del banco; que
en la medida que cada uno de las instituciones financieras lo diseñe, ofrecen
más o menos servicios diferenciados en precios, bajo la forma de comisión.
La banca móvil es un canal más de acceso a
los servicios de la institución financiera que lo oferta.
El e-money
por su parte es un sistema monetario, así como el euro en Europa y el dólar en
Ecuador como nueva moneda, el e-money puede ser una moneda circulante nueva en
denominación o simplemente diferente por su forma de anotación electrónica y el
origen de su nombre radica en que por su condición permite mediante sistemas
interconectados las transacciones automatizadas y sin uso de papel moneda o
metálico, con una anotación en cuenta se acelera la dinámica de transacciones y
se quita presión de liquidez a la moneda tangible.
En los países diferentes al Ecuador en
donde por ley no se ha establecido la
soberanía sobre la emisión monetaria, el e-money se maneja mediante sistema de
emisión privada, es decir, pueden haber 1, 2, 10 bancos -dependiendo el tamaño
de la economía, el orden del mercado entre otros factores-, pero cada banco
emite su moneda electrónica con el cual sus clientes pueden hacer transacciones
entre quienes formen parte de la red y donde el banco actúa como cámara de
compensación y emisor de la moneda.
En los países donde el dinero electrónico
es privado estamos tratando de un sistema con “soberanía” compartida, con una moneda pública oficial y sistemas de monedas privados
coordinados por cada banco emisor; con las facilidades inherentes a la
tecnología, que mejora los niveles de transaccionalidad, sin hacer uso del
papel moneda circulante; quitando así la presión monetaria propia de economías
con falta de liquidez.
El problema generado por los sistemas e-money
privados, vista la experiencia compartida en el e-money council de Sudáfrica 2011, es que tienen problemas de interoperabilidad;
es decir, por propia fuerza de mercado o factores de competencia no existen los
acuerdos entre bancos que permitan a su vez una interrelación entre sus
sistemas; y siendo privados, exclusivos en cuanto al cobro del servicio, para
el cliente que forma parte de una red, resulta excluyente no formar parte de
otra y allí la dinámica de desarrollo del sistema genera limitaciones para
objetivos como el aumento de la
bancarización, en lugares recónditos inclusive.
La libre competencia que mencionan los co-idearios
del e-money privado se afecta en
términos prácticos, ya que los bancos medianos y pequeños tienen limitaciones de recursos para
desarrollar sistemas competitivos, lo cual
lleva la concentración y polarización del poder de emisión de moneda a 2 a 3
bancos con posibilidades de inversión en plataformas robustas y sistemas
macros, oligopolizando el mercado, en un tema delicado como es la moneda
circulante, de control soberano como se tendió en el siglo 20.
En el e-council del 2011 de Lafferty group
https://drive.google.com/file/d/0B0PKglELSJX0amFnbVRZQ1BZOFE/view , tuve la oportunidad de explicar como docente-investigador del modelo ecuatoriano, que en su momento se
había propuesto para su inmediata implementación y para todos los banqueros
centrales de Africa y Asia presentes, fue de gran interés reconocer que un sistema estatal de e-money daba las
garantías para evitar los problemas de
no interoperabilidad.
El e-money público al ser un sistema unificado
y global, permite la bancarización al 100% por los criterios de inclusión de
maximización de uso de la plataforma ya desarrollada y probablemente a un costo
más bajo que el privado; lo que si limitaba la oportunidad de negocio a la banca privada
que en la oferta de sus servicios y de exclusividad de red, no le era posible
reportar ese ingreso por el rubro del “club” de moneda electrónica.
Al igual que a los sistemas de e-money
privados se les asigna el riesgo de colusión ya que con el poder del mercado
pueden excluir e imponer precio, a los sistemas públicos se les
reconoce la posibilidad al igual que los privados de emitir mas unidades
monetarias de las permitidas, con el agravante que el controlador para el
sector público sea una entidad par, lo que expone a la “emisión
monetaria” inorgánica con el
poder inflacionario que conlleva.
Visto así los problemas de ambas partes, el
riesgo es el mismo en el sector privado; pero la salvedad se genera, en que al
ser un negocio donde el poder de control no esta atomizado como en el sector
publico, la rendición de cuentas es ante un regulador externo y no tienen
intereses en crear más dinero del debido por los riesgos que pueden implicar y
por el control que ejercerían sobre ellos las instituciones reguladores y
supervisores afines del gobierno central; no así, el mismo gobierno al sector
publico donde si los poderes están relacionados no existe garantía de un
control real.
Independiente de llegar a concluir si el e-money
debe ser público o privado, lo relevante aquí es comprender que el e-money es
un sistema de unidades monetarias de intercambio y que su relación con las
monedas sociales complementarias MSC se basa en que éstas se generan desde una
acción colaborativa y participativa entre las personas y no con la
intermediación de un coordinador, sea el banco central si es de origen público
o el banco privado, en el otro caso.
Las MSC, son sistemas monetarios al igual
que el e-money que en efecto pueden tener la característica de “e” si usan los sistemas electrónicos para
compensación, de “móvil” si
usan los celulares para sus operaciones y creo que esa flexibilidad en el uso
de sistemas ha generado su confusión en la percepción de valor entre estos 3
temas.
Una MSC puede ser el club de acumulación
de millas de vuelos, los puntos acumulados en su almacén favorito como programa
de fidelización de clientes o, una nueva moneda que el Alcalde o autoridad de su ciudad desarrolle para compensar
transacciones.
Para saber un poco más sobre las bondades
de la MSC sugiero leer el artículo “Monedas
complementarias y sociales en Ecuador: pertinencia y sustento de la moneda
vigente” publicado en la revista gestión #254 de agosto
2015, ya que la intención de este artículo es establecer en líneas generales la
comparación entre estos tres temas mobile banking vs e-money vs MSC que tienden
a ser confusos para muchas personas y no en el detalle de bondades de cada uno.
Los sistemas
de MSC pueden generarse de manera paralela al sistema público como lo haría
un “e-money privado” con
la connotación que pueden llamarse puntos, millas o moneda “con nombre”. Pueden guardar similitudes en la medida
de la fortaleza que tenga la plataforma informática para coordinación y control; pero,
siempre se diferenciará por la razón básica de que generalmente es sin intermediación de un
gobierno o un banco privado.
MSC es generalmente un sistema privado,
pero de personas que se agrupan para el desarrollo de una actividad asociativa
de compra y venta con un medio de pago de reconocimiento y confianza del grupo.
Aunque nombren a un coordinador como cámara de compensación, en algunos casos,
necesaria para su administración y control; su principal diferencia con el
emoney y la banca móvil, es la ausencia de participación de intermediarios,
bajo la forma de instituciones financieras como proponentes, por ejemplo.
Si tuviera que encontrar un símil para
explicar las similitudes y por descarte
la diferencias entre ellas, las MSC serían como el “mercado
de valores” o la Bolsa de valores; donde la gente se
pone de acuerdo para realizar transacciones y eliminar los costos de
intermediación y que el e-money sea público o privado sería una suerte de “mercado bancario” que es lo opuesto -o complementario
depende del punto de vista con que se lo vea-, donde existe una intermediación
de una institución que lidera y propone su desarrollo y por ello la administración, control y aceptación no es
consensuada sino aceptada.
El dilema de E-money y MSC, refiere a la
eterna disputa de mayor credibilidad, entre el mercado de valores
(desintermediación financiera) y del sector bancario (intermediación
financiera). Los MSC serían el símil del mercado de valores y el segundo, al
del sector bancario, no solo por la dimensión sino por el control centralizado.
La banca móvil es solo un canal de atención de los bancos y su relación es
ajena a los otros 2 temas.
Aunque las dinámicas de desarrollo de los
sistemas tiendan a relacionarlos como similares o las diferencias no se
perciban tan claras, la diferenciación entre ellos aquí expuesta, espero
permitan al lector comprender su alcance e interrelación. El tema está en boga.
Por
Mariela Méndez Prado
Profesora titular de Finanzas de la Facultad de Ciencias
Sociales y Humanísticas
No hay comentarios:
Publicar un comentario